La historia de nuestro pueblo es bien amplia, alejándose en el tiempo hasta el siglo VIII, cuando estas tierras fueron objeto de sucesivas ocupaciones musulmanas, si atendemos a que su topónimo pudiera venir de “Al-Aroza”, cuyo significado es "El Valle de la Novia".

Durante el siglo XII será alternativamente de Portugal y de Castilla, hasta que en 1267, por el Tratado de Badajoz, queda adscrita al reino de Castilla definitivamente, estando durante toda la Edad Media bajo la jurisdicción de Aracena

Más tarde, durante el reinado de Carlos I, allá por el año 1553, Galaroza se emancipará de Aracena después de varios intentos acontecidos en los siglos precedentes, constituyéndose como villa el día 18 de abril de ese año y obteniendo la capacidad de elegir anualmente dos alcaldes y otros cargos municipales. A Galaroza se le otorgarían entonces seis aldeas, Las Vegas, Las Chinas, Navahermosa, Fuenteheridos, Cortegrullo y Las Cañadas, estas dos últimas se encuentra hoy abandonadas y Fuenteheridos se independizaría de Galaroza en 1716.

En el año 1559, Don Fadrique Eríquez de Ribera, Duque de Alcalá, comprará Galaroza, pasando entonces a ser tierra de señorío. Posteriormente, en el año 1756 pasará a ser Condado de Altamira.

En los años de 1755, 1761 y 1763, se produjeron en Galaroza tremendos terremotos que causaron graves desperfectos en las viviendas del pueblo, si bien no se conoce el número de víctimas, aunque tuvieron que ser cuantiosas. La peor parte, patrimonialmente hablando, se la llevo la parroquia de la Purísima Concepción, que sufrió grandes desperfectos.

El 7 de julio de 1810, las tropas francesas entraron por primera vez en Galaroza, a las que siguieron otras el 17 de julio de 1811 y finales de agosto del mismo año. En este periodo, cabe destacar que todo el tesoro de la Iglesia en Galaroza así como las arcas municipales, fueron mandados a Cádiz para su custodia por una orden Gubernamental. Pasada la Guerra de la Independencia, se intentó traer de nuevo las joyas y demás tesoros, pero por desgracia no todo volvió. Galaroza estuvo dominada por los franceses hasta 1812.

Finalmente en el año 1833, nuestro pueblo dejará de pertenecer al reino de Sevilla  por la división de España en provincias.

 

En cuanto al urbanismo de Galaroza, podemos decir que su entramado urbano ha mantenido la esencia de pueblo típico de la comarca, conservando un centro de población declarado como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Conjunto Histórico gracias a sus valores históricos, edificatorios, monumentales, etnográficos, paisajísticos y medioambientales. Este conjunto urbano está formado por una sucesión de calles estrechas e irregulares en su mayor proporción, contando, además, con pequeñas ampliaciones de urbanizaciones modernas y avenidas.

El primitivo núcleo de la localidad se desarrolló en época medieval en un pequeño cerro, coronado hoy  por la iglesia parroquial, formándolo calles estrechas y tortuosas, adaptadas a la topografía del terreno. De esa época también es el aledaño de Los Riscos.

Las primeras ampliaciones del núcleo comenzarán a originarse durante los siglos XVIII y XIX, cuando Galaroza experimenta un notable crecimiento económico y demográfico, creciendo en dirección a la Ermita del Carmen, hacia la Fuente de los Doce Caños, en busca de las tierras llanas entre el Cerro de Santa Brígida y los cabezos del norte.

En un ensanche posterior, durante el siglo XIX, aparecerá el Barrio de la Fuente, en el que la traza es más regular, ancha y rectilínea. La comunicación entre el núcleo primitivo y esta nueva zona se llevará a cabo a través de la calle Gumersindo Márquez, eje básico de la localidad y lugar donde se construirán las mejores casas solariegas neoclásicas.

La posterior evolución histórico-urbanística de Galaroza ha terminado de configurar la actual forma triangular que presenta la localidad, rodeando en su totalidad el Cerro de Santa Brígida.

El segundo gran crecimiento que experimenta Galaroza tiene lugar a finales del siglo XIX, localizándose en la zona más septentrional del pueblo y en la Avenida de los Carpinteros, llamada así por los inmuebles dedicados a esta actividad artesana que se sitúan en la misma.

El Cerro de Santa Brígida es el principal causante de la peculiar estructura urbana de Galaroza en forma de triángulo. Desde él se tienen magníficas vistas de la localidad.

 

El gentilicio por el que somos conocidos los habitantes de Galaroza es cachonero (o cachonera), que viene del pero “cachón” como consecuencia de la buena fama obtenida por esta localidad desde tiempos muy lejanos en el cultivo de la manzana.

Trámites Relacionados

Eventos Relacionados

Últimas Noticias